Luego de dos años de pandemia y encierro, nuestros abuelos, padres y niños están más propensos que nunca a contraer las enfermedades respiratorias propias de estos tiempos de mucho frío.
Para lograr quemar ese «rollito» que tanto nos incomoda, muchas veces nos sometemos a arduas rutinas de ejercicios o estamos largas horas en el gimnasio y aún así no obtenemos el resultado esperado.